Enfermedad fúngica de las serpientes: Una amenaza emergente

En las últimas décadas, los hongos han estado implicados en la disminución de las poblaciones de vida silvestre, lo que plantea un importante desafío para la conservación de muchas especies, incluida la herpetofauna. En el grupo de los reptiles, y especialmente las serpientes, los hongos oportunistas siempre han provocado dermopatías, especialmente en ejemplares inmunosuprimidos. Por ejemplo, en la culebra lisa (Coronella austriaca) de Suiza se ha señalado la vulnerabilidad a tener dermopatías por hongos oportunistas en primaveras especialmente frías y húmedas (Dubey et al., 2022), siendo los cultivos en esos casos positivos a 18 especies de hongos, incluyendo Rhodotorulla o Alternaria.

Sin embargo, la mayoría de los hongos ya no oportunistas sino verdaderamente patógenos; en los reptiles se encuentran dentro de los géneros Nannizziopsis, Paranannizziopsis, Emidomyces u Ophidiomyces, todos ellos pertenecientes al orden Onygenales. La aparición progresiva en los últimos años de estos hongos en las notificaciones patológicas tanto en ejemplares cautivos (mascotas o zoológicos) como salvajes y su carácter altamente patógeno, han hecho que se consideren enfermedades emergentes de importancia en la conservación de las especies afectadas.

De entre esos géneros, el mejor documentado en serpientes silvestres es Ophidiomyces, que consta de una sola especie, Ophidiomyces ophidiicola, y que es corresponsable de la ofidiomicosis, también llamada enfermedad fúngica de las serpientes, o SFD por sus siglas en ingles (snake fungal disease). Además, existen las infecciones por el hongo Paranannizziopsis spp. que no están muy bien documentadas, posiblemente debido a la amplia superposición con la ofidiomicosis en la forma prácticamente idéntica en que se manifiesta la enfermedad. En efecto, las lesiones observadas en la piel de una serpiente afectada coinciden tanto macroscópicamente como microscópicamente con lesiones fúngicas, pero no son específicas de ningún hongo concreto, así que para confirmar el agente causal se deben realitzar PCR específicas o cultivos micológicos.

En el presente trabajo se tratarán las dos por separado, manteniendo especial énfasis en la mayormente diagnosticada en Europa tanto en colecciones cautivas como en serpientes salvajes en condiciones naturales: la ofidiomicosis.

 

Publicado en la revista veterinaria Consulta de Difusión Veterinaria dirigida a veterinarios clínicos de perros, gatos y exóticos

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